Groucho Marx dijo en una ocasión: "Éstos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".
Hace tiempo leí un best seller de Stephen R. Covey, del que muchos
habréis oído hablar, ya que es uno de los títulos más vendidos de todos
los tiempos en el ámbito de la autoayuda, superación personal, empresa y
talento. Se llama "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva". Es
algo así como un manual para tomar el control de nuestra persona, el
dominio de uno mismo. Y conseguir de esta forma el tan codiciado éxito
en la vida.
"El verdadero éxito es el éxito que se obtiene con uno mismo. No
consiste en tener cosas, sino en el autodominio, en la victoria sobre
sí", reza el libro.
El libro, en uno de sus capítulos, analiza los centros en los que
podemos focalizarnos las personas como eje central de nuestra vida:
cónyuge, familia, dinero, trabajo, posesiones, placer, amigos, enemigos,
religión y uno mismo.
El autor rechaza todos estos centros, ya que todos ellos nos hacen caer
en paradigmas que, muy probablemente, acabarán desembocando en
infelicidad. El único centro que nos puede permitir llevar una vida
plena, dice, es vivir una vida centrada en principios.
"Los principios no reaccionan ante nada. No enloquecen ni empiezan a
tratarnos de otro modo. No se divorcian de nosotros ni se van con
nuestros mejores amigos. No están ansiosos por conquistarnos. No pueden
pavimentar nuestro camino con parches y remedios rápidos. Su validez no
depende de la conducta de otros, ni del ambiente ni de la moda del día.
Los principios no mueren. No están un día aquí para irse al día
siguiente. Están a salvo de incendios, terremotos o robos" (S.R. Covey)
He observado a lo largo de mi vida que una gran parte de los
quebraderos de cabeza que preocupan a las personas, como el miedo a
quedarse solo, a no encontrar pareja o, incluso, el miedo a la
incertidumbre económica, tienen como denominador común el no ser unas
inquietudes centradas en principios.
No podemos controlar qué personas se cruzan en nuestro camino; no
podemos saber quién nos amará, si alguien nos amará, o si conservaremos a
la persona amada a nuestro lado. Sólo somos unos viajeros
desorientados. Buscando un resplandor. Haciendo un camino a medida que
avanzamos en medio de la oscuridad.
Pero lo que es seguro es que siempre nos tendremos a nosotros mismos. Y
por eso es importante que nos centremos en principios. En la sociedad
decadente en la que vivimos, que adolece de una clara pérdida de valores
que puede percibirse día tras día, creo que es importante, más que
nunca, que nos centremos en principios.
Es posible que centrarnos en principios no nos dé la completa felicidad
que todos anhelamos. Pero sí que nos servirán como una guía y una
referencia para que nuestras fuerzas no flaqueen, para que no perdamos
el rumbo con los reveses, amorosos o no, que irán apareciendo
contínuamente en el camino.
Todo se puede perder aunque, si nos mantenemos fieles a nosotros mismos,
tendremos algo que ya nunca nadie podrá arrebatarnos. Imaginaos que
saco un billete de mi cartera, un billete de 50 euros. Y entonces lo
arrugo, le escupo, lo tiro al suelo y lo pisoteo varias veces.
¿Seguiríais queriendo ese billete?
Ese billete somos nosotros. Si nos mantenemos fieles a nuestros
principios, por más que nos humillen, nos maltraten, nos pisoteen... Seguiremos teniendo, exactamente, el mismo valor.
Invierte tu perspectiva.
Ok, esta bien centrarse en principios ....pero cuales son esos principios?
ResponderEliminarCada uno tiene que elegir los suyos.
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