sábado, 21 de diciembre de 2013

Rebelarse contra el statu quo

A pesar de no ser una persona que viva la política con demasiada intensidad, he notado algo que me entristece en la forma de pensar de las personas de mi generación. La mayoría de las personas con las que he hablado de temas de actualidad, a pesar de haber recibido formación universitaria y tener Internet, se han dejado engañar por la manipulación de los medios y han interiorizado algunas de las más burdas falacias confeccionadas para hacernos creer a la clase obrera que la culpa de esta espiral descendiente de pérdida de derechos que hemos estado viviendo los últimos años tiene causa justificada, y en ningún caso sospechan que la misma pueda tener algo que ver con la corrupción de la clase política y este sistema de falsa democracia que nos han vendido.

He tenido que oír de la boca de gente joven cosas como que la causa de la crisis es que "la gente ha estado tiempo viviendo por encima de sus posibilidades", cuando está claro que las raíces del problema son mucho más profundas, y que están mucho más relacionadas con los intereses de los más poderosos que con la mala gestión por parte de los pobres de su pequeño e insignificante -a nivel macroeconómico- patrimonio personal.

La gente habla de recorte de derechos sociales, de establecer un copago en la Sanidad Pública porque uno de los problemas de nuestra sociedad es que cuatro viejos vayan cada semana al médico a causa de la hipocondría natural a esa edad. Y, según ellos, esto nos está arruinando el país. Es la misma gente que habla del liberalismo económico, y de la abolición de la Seguridad Social y de la redistribución de la riqueza para un Estado próspero. La misma gente que ve muy bien que Cristiano Ronaldo cobre miles de millones de euros cada temporada por correr detrás de un balón un par de veces por semana, mientras que hay profesionales de la investigación que se han sacrificado mucho para llegar hasta ahí y luchan cada día por aportar valor verdadero a nuestra sociedad, y deben malvivir cobrando una beca miserable y viviendo con sus padres o en un cuchitril de mierda con cuatro colegas. Pero éste es el paradigma del capitalismo: el fútbol vende, la ciencia no. Es el mercado el que pone el precio.

¿Realmente ha aportado tanto Cristiano Ronaldo a vuestra vida? Porque a pesar de él yo he tenido que seguir levantándome cada mañana temprano y trabajando duro para cobrar un sueldo miserable. ¿Y todos los ricos que defraudan a Hacienda y evaden impuestos refugiándose en paraísos fiscales? ¿No tiene más impacto económico la sumarización de los suelos de los futbolistas y todo el dinero que el Estado no ha cobrado por parte de las grandes fortunas que han evadido impuestos que el hecho de que cuatro viejos vayan al médico? ¿De verdad que para arreglar lo del déficit público es necesario recortar más derechos sociales?

¿En serio que lo correcto para asegurar que las empresas tengan estabilidad financiera es abaratar el despido, hacer contratación basura y bajar el sueldo a los empleados, o hacerles contratos en prácticas ad infinitum, y seguir manteniendo o incluso engordando la nómina de los altos directivos? ¿Y lo de cargar el gasto en putas y coches de lujo a las cuentas de la empresa?

La gente pobre ha asimilado el statu quo de un modo tan profundo que es extraño encontrar a alguien que a día de hoy plantee este tipo de preguntas. Todo lo contrario, la mayoría de gente con formación, hoy en día, es liberalista. No creen en la Seguridad Social, ni en una sociedad justa. Joder, hoy en día hasta los pobres son de derechas. A eso se le llama masoquismo.

Menos mal que, a pesar del borreguismo generalizado, todavía quedan unos pocos que tienen las pelotas -no sé si pelotas o inteligencia suficiente- de ver las cosas con un poco de perspectiva y darse cuenta del gran engaño al que hemos sido sometidos. El hecho de que haya gente como José Miguel Monzón, más conocido por su nombre artístico, El Gran Wyoming, que nos deja perlas como la de "un antisistema es aquel que se atreve a privatizar la sanidad, no un manifestante", o Aleix Saló, del cual os dejo el vídeo de promoción de su último libro, Europesadilla, alguien se ha comido a la clase media, aporta un mínimo de esperanza, ya que siginifca que no todo el mundo vive en un engaño, y que quizás alguna vez sus palabras de denuncia sean escuchadas por muchos y pueda ser el inicio de un cambio importante.
Pero, en todo caso, la realidad es que nos hemos vuelto conformistas. Hemos dejado que los que tienen la sartén por el mango nos hayan ido metiendo pepinos por el culo sin rechistar. Y encima les damos la razón y les aplaudimos por ello. Guardamos opiniones en nuestro fuero interno como que en realidad nos lo merecemos, y la solución es que todavía nos metan más pepinos por el culo (es decir, que nos sigan recortando derechos sociales, por si hubo quien no entendió la metáfora). Somos ese maldito perro apaleado que cree que merece que su amo le sacuda. Y no creo que las cosas vayan, pues para luchar por un cambio hay que decirse antes dos cosas importantes:

a) no merezco esto, quiero un cambio;

b) estoy dispuesto a pelear.

Pero no, aquí viene cualquier demagogo como Artur Mas y nos convence de que la independiencia de Cataluña será la solución a todos nuestros problemas. Pero no es así, porque la lucha no es entre España y Cataluña, la lucha no es entre izquierda y derecha, la lucha no es otra que la que ha habido siempre. La lucha es entre ricos y entre pobres, la misma lucha que hizo que Luis XVI perdiera la cabeza en la guillotina en 1793.

A lo mejor la actitud que habría que adoptar frente a los ricachones mandamases que se están quedando con todo lo nuestro no es tanto la sumisión, el pasotismo y la cobardía, si no más bien la de este hombre:



«Liberté, égalité ou la mort» («Libertad, igualdad o la muerte»)

Invierte tu perspectiva.